domingo, 14 de marzo de 2010

Carta a mi hermano y pequeño homenaje a Delibes.


Hola Fran.

No he podido remediar acordarme de tí al saber que murió Miguel Delibes, a la vez tambien, recordé aquella mañana del 11 de marzo, yo todavía vivia en España, nada mas levantarme vi la tele, lo primero las noticias, como siempre.
Te llamé rápido, para que no salieras a la calle y no montaras en el metro, porque todavía no se sabía realmente lo que estaba pasando. Se cumplieron 6 años de aquello, cada año lo recuerdo y creo que noto más esa herida incurable, que nos quedó a todos los madrileños, será quizá tambien, porque ahora es mi hijo quien crece en un pais extranjero, que no puedo evitar el llorar, cuando recuerdo a un padre, de Ecuador, que tuvo que ir a reconocer las pertenéncias de su hijo, se habían trasladado juntos a España para que este estudiara en la Universidad, a donde se dirigía esa mañana.

Todos los libros que me hacían leer en el colegio, me habían parecido un "rollo", algo imposible para mi. Al leer "Las Ratas", y analizar el libro en clase de lengua, fue diferente y comencé a amar la literatura, las descripciones, los paisajes y la vida de campo, dentro de un libro.
Cuando tú, Fran, tuviste la edad, más bien la que a mi me pareció suficiente, quizá era algo pronto, te lo dí e insistí en que lo leyeras, creo que sí se despertó tambien en tí, una gran afición a la lectura.
Te llevé al cine, para ver "Indiana Jones" pero me confundí, de día o de cine, no se, que lio me hice, y en lugar de "Indiana Jones" vimos los "Santos Inocentes", era en un cine de barrio, de Sesión Continua, de los que ponían dos peliculas, la primera sí era de aventuras, pero te pasaste todo el tiempo preguntando por las arañas, el látigo y cosas que ya habias visto en algunos trailers, tú ya te sabías la película, yo te decía; espera, que si , que ahora, ahora vienen las arañas.
La segunda peli, los "Santos Inocentes" ya seguro que no saldría el latigo y no veriamos a Harrison Ford, claro que no era una pelicula para un niño, y desde luego, nada que ver con ni con el arca perdiada ni con el templo maldito, pero la viste sin rechistar, y como te gustan los animales, estabas encantado, con ese Paco Rabal, llamando a la Milana Bonita.

Tiscar.



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